¿Por qué razón solemos rechazar todo aquello que con amor nos da el Pare?, ahí parecería estar uno de los puntos clave de nuestra existencia, pues a menudo, Dios quien todo lo sabe, pone en nuestra vida experiencias enriquecedoras que aunque en ocasiones son difíciles, han sido puestas para ayudarnos a crecer espiritual y emocionalmente.
Por eso es importante orar sin cesar pidiendo para que el Espíritu Santo nos ayude a entender la voluntad de Dios y también para pedir el amor suficiente para cumplir con fortaleza sus designios, pues Él como buen Padre, sólo quiere lo mejor para nosotros y si sabemos llevar el camino, seguramente nos encontraremos en su divina presencia en esta vida y en la eternidad.
Con frecuencia, ofrecemos total resistencia a los designios del Padre y ni siquiera nos damos la oportunidad de darle a una situación compleja el beneficio de la duda: ¿me traerá algo bueno?, ¿quizás, tengo algo que aprender?, ¿tendré algo de responsabilidad por lo que me está pasando?, etc. Nuestra reacción más común es la de juzgarnos con dureza y con frecuencia, juzgar a otros por lo que nos pasa, en especial si son situaciones que ponen a prueba nuestra paciencia, nuestra fortaleza e incluso nuestra fe.
Así que la invitación de hoy se sintetiza en que hay que abrir nuestros corazones a la santa voluntad de Dios, hay que darle la oportunidad para que Él obre en nosotros y aunque en un comienzo pueda parecer que la situaciones son angustiosas, con tiempo Él habrá de demostrarnos el por qué de cada cosa. Seguramente nos sentiremos más satisfechos con nosotros mismos y sobre todo, mucho más fortalecidos para enfrentar los retos que la vida nos trae.
Lecturas bíblicas para hoy:
Hechos 8,1b-8
Salmo 66(65),1-3a.4-5.6-7a.
Evangelio: Juan 6,35-40.
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