Monday, June 17, 2013

Ojo por ojo, diente por diente


Es común que siempre que algo negativo nos sucede, pensemos inmediatamente en devolver lo mismo a nuestro agresor o quizás, una ofensa más grande. Sin embargo, la invitación de Nuestro Señor Jesucristo se opone a todo sentimiento mundano, a toda humanidad terrestre. Él, en medio de su infinita sabiduría, nos invita a perdonar, a dar el doble de lo que nos piden e incluso a olvidar el mal que nuestros semejantes nos hacen.

La verdad es que con ello ganamos un premio: la paz y alegría permanentes. Lo reafirma San Pablo en su carta a los corintios: ..."nos tocan mil penas, y permanecemos alegres. Somos pobres, y enriquecemos a muchos; no tenemos nada, y lo poseemos todo.

Si no esperamos y confiamos permanentemente en la gracia de Dios obraremos como los demás seres humanos, con inequidad, con injusticia, con profundos sentimientos de venganza, pero si Jesús reside en nosotros, la paz nos llevará a perdonar, a amar, y sobre todo, a estar felices.


Lecturas para hoy:

San Pablo a los Corintios 2 6,1-10
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4
Mateo 5,38-42

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