Thursday, July 24, 2014

Es el momento para que se despierten nuestros sentidos

Nuestro Señor Jesucristo fue un magnífico comunicador. Siempre supo llevar el mensaje correcto a los públicos correctos. Hace dos milenios cuando no exist6ían los medios de comunicación, la palabra era el método más efectivo para transmitir un mensaje. Ahora bien, la palabra por la palabra no tiene sentido, y para aquel entonces, los doctores de la ley (tal como sigue ocurriendo hoy) hablaban en términos muy especializados y de esa forma difícilmente tocaban el corazón de los hombres. Jesús entonces, revolucionó la comunicación y a través de parábolas fue directamente a los corazones de sus fieles y convirtió a muchos de quienes no lo eran. 

Y con la parábola del Evanglio de hoy nos revela grandes misterios que hoy todavía están vigentes. Siempre hemos minimizado nuestros sentidos ante la Gloria de Dios, y hoy más que nunca esas palabras tienen sentido ya que estamos absortos en un mundo inpersonal en el que nos comunicamos a través de dispositivos que poco a poco han cegado nuestra mente y han cortado nuestros espacios de reflexión y comunicación con Dios. Hoy, más que nunca, vivimos en un mundo egopista y eso nos impide ver lo verdaderamente importante, escuchar la Palabra que nos cinvierte, entrar en sintonía con el Altísimo.

Ojalá nuestros sentidos despierten a lo que es importante: a Dios Todopoderoso, y que esos objetos que nos alejan del Señor, sean aprovechados para conocer más de Él y que jamás nos limiten de nuestro encuentro permanente don la Divinidad.

Lecturas para el 24 de julio de 2014

Jeremías 2,1-3.7-8.12-13.

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: 
«Ve a gritar a los oídos de Jerusalén: Así habla el Señor: Recuerdo muy bien la fidelidad de tu juventud, el amor de tus desposorios, cuando me seguías por el desierto, por una tierra sin cultivar. 
Israel era algo sagrado para el Señor, las primicias de tu cosecha: todos los que comían de él se hacían culpables, les sobrevenía una desgracia -oráculo del Señor- 
Yo los hice entrar en un país de vergeles, para que comieran de sus frutos y sus bienes; pero ustedes entraron y contaminaron mi país e hicieron de mi herencia una abominación. 
Los sacerdotes no preguntaron: "¿Dónde está el Señor?", los depositarios de la Ley no me conocieron, los pastores se rebelaron contra mí, los profetas profetizaron en nombre de Baal y fueron detrás de los que no sirven de nada. 
¡Espántense de esto, cielos, horrorícense y queden paralizados! -oráculo del Señor-. 
Por que mi pueblo ha cometido dos maldades: me abandonaron a mí, la fuente de agua viva, para cavarse cisternas, cisternas agrietadas, que no retienen el agua.» 

Salmo 36(35),6-7ab.8-9.10-11.

Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo, 
tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas,
tus juicios, como un océano inmenso.

¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor! 
Por eso los hombres se refugian 
a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa, 
les das de beber del torrente de tus delicias.

En ti está la fuente de la vida, 
y por tu luz vemos la luz.
Extiende tu gracia sobre los que te reconocen, 
y tu justicia sobre los rectos de corazón.


Mateo 13,10-17.

En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?". 
El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 
Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 
Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. 
Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, 
Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. 
Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. 
Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron."

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