Thursday, April 24, 2014

Nos hiciste poco inferior a los ángeles, nos coronaste de gloria y esplendor;

Hoy llama la atención de manera especial el Salmo 8 (9) en el que el salmista se asombra de la grandeza de Dios. Hoy, miles de años después cuando conocemos un poco más (sólo un poco), la magneficiencia del Universo y lo ínfimos que somos en comparación suya, no podemos dejar de dar gracias al Señor porque a pesar de ello, no se olvida de nosotros y no nos deja de lado como parte muy importante de su creación. Él nos dotó de grandes maravillas, de dones infinitos y sin embargo, nos hemos dejado llevar por nuestra propia ceguera espiritual que no nos permite vislumbrar todo nuestro potencial para hacer de este pequeño mundo un lugar mejor.

Hechos 3,11-26.
Como el paralítico que había sido curado no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban en el pórtico de Salomón.
Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: "Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por qué nos miran así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre?
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad.
Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida,
mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Por haber creído en su Nombre, ese mismo Nombre ha devuelto la fuerza al que ustedes ven y conocen. Esta fe que proviene de él, es la que lo ha curado completamente, como ustedes pueden comprobar. 

Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes.
Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer.
Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados.
Así el Señor les concederá el tiempo del consuelo y enviará a Jesús, el Mesías destinado para ustedes. 

El debe permanecer en el cielo hasta el momento de la restauración universal, que Dios anunció antiguamente por medio de sus santos profetas. 

Moisés, en efecto, dijo: El Señor Dios suscitará para ustedes, de entre sus hermanos, un profeta semejante a mí, y ustedes obedecerán a todo lo que él les diga.
El que no escuche a ese profeta será excluido del pueblo. 

Y todos los profetas que han hablado a partir de Samuel, anunciaron también estos días.
Ustedes son los herederos de los profetas y de la Alianza que Dios hizo con sus antepasados, cuando dijo a Abraham: En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. 

Ante todo para ustedes Dios resucitó a su Servidor, y lo envió para bendecirlos y para que cada uno se aparte de sus iniquidades".

Salmo 8,4-9.
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies.

Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 24,35-48.

Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto."

Tuesday, April 22, 2014

La palabra del Señor es recta

La Pascua ha llegado y es un tiempo apropiado, como nos lo recuerda el salmista, para ser conscientes de la rectitud y honestidad de Nuestro Padre Dios. Él no vacila ni es tibio como nosotros, Él es justo y siempre está lleno de amor, entonces,  ¿Por qué no confiar en su divinidad y en su misericordia?. Entreguémonos con la seguridad de que Eel Padre, quien todo lo puede, acogerá nuestras intenciones y necesidades diarias, ayudándonos a llevar nuestras cargas y asistiéndonos en todo momento, así ni siquiera nos demos cuenta de ello. 

Lecturas para hoy, 22 de abril de 2014

Hechos 2,36-41.

El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos: 
"Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías". 
Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: "Hermanos, ¿qué debemos hacer?". 
Pedro les respondió: "Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. 
Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar". 
Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. 
Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil. 

Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.

La palabra del Señor es recta 
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho, 
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, 
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte 
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor; 
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, 
conforme a la esperanza que tenemos en ti.

Juan 20,11-18.

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro 
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. 
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". 
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. 
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo". 
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!". 
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'". 
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Palabra de Dios. ¡Te alabamos Señor!

Wednesday, April 16, 2014

En la Semana Mayor

Estamos entrando en el pleno de la Semana Santa, aquella en la que conmemoramos la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, pero enla que también nos llenamos de gozo porque Él nos salvó, se entregó por nuestros pecados y con amor infinito dio la vida por cad uno de nosotros.  Es muy importante que en cada ceremonia de esta semana, vivamos con profunda fe cada momento, siendo conscientes de lo que realmente significa y de lo que conmemoramos.

Isaías 50,4-9a.

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. 
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. 
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. 
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. 
Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! 
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar? Todos ellos se gastarán como un vestido, se los comerá la polilla. 



Salmo 69(68),8-10.21-22.31.33-34.

Por ti he soportado afrentas 
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos, 
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
porque el celo de tu Casa me devora, 
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.

La vergüenza me destroza el corazón, 
y no tengo remedio. 
Espero compasión y no la encuentro, 
en vano busco un consuelo: 
pusieron veneno en mi comida, 
y cuando tuve sed me dieron vinagre.

Así alabaré con cantos el nombre de Dios, 
y proclamaré su grandeza dando gracias;
que lo vean los humildes y se alegren, 
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres 
y no desprecia a sus cautivos.





Mateo 26,14-25.

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes 
y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata. 
Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. 
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". 
El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'". 
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. 
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce 
y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". 
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". 
El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. 
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!". 
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús.

Thursday, April 10, 2014

¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro

Hoy encontramos un mensaje esperanzadoe en el salmo 105 (104) que a su vez nos invita a perseverar en nuestra súplica constante al Señor. Basta con recordar que Él siempre es fiel, y por tanto, no habrá de olvidarse de nosotros jamás.

Génesis 17,3-9.

Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:
"Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. 
Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. 
Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. 
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. 
Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios". 
Después, Dios dijo a Abraham: "Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones." 

Salmo 105(104),4-5.6-7.8-9.

¡Recurran al Señor y a su poder, 
busquen constantemente su rostro; 
recuerden las maravillas que él obró, 
sus portentos y los juicios de su boca!

Descendientes de Abraham, su servidor, 
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios, 
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza, 
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham, 
del juramento que hizo a Isaac.

Juan 8,51-59.

Jesús dijo a los judíos: 
"Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás". 
Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: 'El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás'. 
¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?". 
Jesús respondió: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', 
y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. 
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría". 
Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?". 
Jesús respondió: "Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". 
Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

Tuesday, April 8, 2014

...Y el pueblo perdió la paciencia

El camino que Dios Todopoderoso nos ha propuesto no siempre es llano y recto, por el contrario, debemos afrontar subidas y bajadas, curvas peligrosas, dudas constantes sobre cuál es la ruta más apropiada, y como sucedió con el pueblo de Israel al que el Señor quería liberar de Egipto, nosotros también solemos revelarnos y renegar de las obras y las decisiones divinas. Así como el Altísimo quiso sacar a su pueblo de la opresión, Él hace lo mismo por nosotros cada día: nos propone sacarnos del pecado por la intercesión de su Santísimo hijo Jesucristo. Nosotros, a menudo tercos e insensatos, nos quejamos cuando el reto se pone difícil cuando la única solución es dejar que Él haga su Santísima obra en nosotros, por más de que eso nos cueste


Números 21,4-9.

Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia 
y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!". 
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. 
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, 
y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado". 
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado. 

Salmo 102(101),2-3.16-18.19-21.

Señor, escucha mi oración 
y llegue a ti mi clamor;
no me ocultes tu rostro 
en el momento del peligro; 
inclina hacia mí tu oído, 
respóndeme pronto, cuando te invoco.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor, 
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión 
y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido 
y no desprecie su plegaria.

Quede esto escrito para el tiempo futuro 
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario 
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos 
y librar a los condenados a muerte.

Santo Evangelio según San Juan 8,21-30.

Jesús dijo a los fariseos: "Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir". 
Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?". 
Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. 
Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados". 
Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. 
De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo". 
Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. 
Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. 
El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada". 
Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

Thursday, April 3, 2014

El perdón del Señor es infinito

Pese a la infidelidad del pueblo elegido de Dios, gracias a la intervención de Moisés el Señor aplaca su ira y decide no aplicar su justicia con estas personas.  Pero todavía hoy seguimos fabricando dioses falsos. El dinero, la vida fácil, la vida llena de exesos y de vanalidad siguen siendo una afrenta contra la bondad de Dios. Él sin emnbargo nos sigue perdonando, pero lo importante es ser capaces de cambiar nuestra actitud buscando siempre hacer la Santa Voluntad de Dios para que su ira no caiga sobre nosotros, y también para que podamos vivir más tranquilos y en completa armonía con el Creador y su creación.

Exodo 32,7-14.

El Señor dijo a Moisés: "Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. 
Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: "Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto". 
Luego le siguió diciendo: "Ya veo que este es un pueblo obstinado. 
Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación". 
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: "¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? 
¿Por qué tendrán que decir los egipcios: "El los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra?". Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. 
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: "Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia". 
Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo. 

Salmo 106(105),19-20.21-22.23.

En Horeb se fabricaron un ternero, 
adoraron una estatua de metal fundido:
así cambiaron su Gloria 
por la imagen de un toro que come pasto.

Olvidaron a Dios, que los había salvado 
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam 
y portentos junto al Mar Rojo.

El Señor amenazó con destruirlos, 
pero Moisés, su elegido, 
se mantuvo firme en la brecha 
para aplacar su enojo destructor.

Juan 5,31-47.

Jesús dijo a los judíos: 
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. 
Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. 
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. 
No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. 
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. 
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. 
Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, 
y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió.
Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, 
y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. 
Mi gloria no viene de los hombres. 
Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. 
He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir. 
¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios? 
No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza. 
Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí. 
Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?". 

Wednesday, April 2, 2014

En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí...

Las palabras de hoy son de esperanza, una invitación a permanecer fieles en el Señor y a confiar en la alianza que ha hecho con nosotros para salvarnos. Él jampás nos obliga, por el contrario nos exhorta a mantenernos fieles a Él con la seguridad de que jamás nos abandonará. Es una relación en la que todo es ganancia, pues Nuestro Señor jampas nos defraudará.

Isaías 49,8-15.

Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas, 
para decir a los cautivos: "¡Salgan!", y a los que están en las tinieblas: "¡Manifiéstense!". Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas. 
No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de agua. 
De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán nivelados. 
Sí, ahí vienen de lejos, unos del norte y del oeste, y otros, del país de Siním. 
¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de sus pobres! 
Sión decía: "El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí". 
¿Se olvida una madre de su criatura, 
no se compadece del hijo de sus entrañas? 
¡Pero aunque ella se olvide, 
yo no te olvidaré! 

Salmo 145(144),8-9.13cd-14.17-18.

El Señor es bondadoso y compasivo, 
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos 
y tiene compasión de todas sus criaturas.

El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen 
y endereza a los que están encorvados.

El Señor es justo en todos sus caminos 
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan, 
de aquellos que lo invocan de verdad.

Juan 5,17-30.

Jesús dijo a los judíos: 
"Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo". 
Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. 
Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: "Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo. 
Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. 
Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. 
Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, 
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. 
Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. 
Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. 
Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella,
y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre. 
No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz 
y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. 
Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.