Encomienda al Señor tus empresas,
confía en él que lo hará bien.
Hará brillar tus méritos como la luz
y tus derechos como el sol del mediodía.
Medita el justo los dichos de los sabios
y si habla, expresa lo que es justo.
Con la ley del Señor en su corazón,
sus pasos no vacilan.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en tiempos de angustia.
El Señor los ayuda y los libera,
salva a cuantos confiaron en él.
No olvidemos encomendar nuestras empresas al Señor Dios Nuestro. Esas empresas pueden ser la familia, el trabajo, los proyectos, el quéhacer de cada día. No debemos nunca apartarnos de su bendición, Él tomará nuestras necesidades en sus manos y nos dará aquello que realmente necesitemos. Todo es cuestión de fe y esperanza en el Amor del Padre.
No comments:
Post a Comment